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POEMAS PARA RECITAR

RÚBRICA PARA EL RECITADO DE UN POEMA

DESEMPEÑO
NIVEL 4
NIVEL 3
NIVEL 2
NIVEL 1


MEMORIZACIÓN

Recuerda la poesía en su totalidad.
Recuerda la poesía, aunque olvida algún verso.
Recuerda parcialmente la poesía, olvidando  bastantes versos
Recuerda en forma dispersa solo algún verso del poema.



POSTURA Y MOVIMIENTO

Muestra buena posición corporal y movimientos adecuados durante toda la poesía.
Mantiene una posición corporal y movimientos  inadecuados en alguna ocasión.

Mantiene una posición corporal y movimientos  inadecuados en bastantes ocasiones.
Mantiene una posición corporal y movimientos  inadecuados constantemente. No sabe qué hacer con las manos.


ENTONACIÓN Y EXPRESIÓN

Tiene en cuenta los signos de expresión, da una entonación correcta.
Tiene en cuenta escasamente los signos de expresión, da una entonación incorrecta en alguna ocasión.
No tiene en cuenta los signos de expresión, da una entonación incorrecta en bastantes ocasiones.

No tiene en cuenta los signos de expresión, da una entonación deficiente continua.



PRONUNCIACIÓN

Pronuncia correctamente todas las palabras del poema
Pronuncia bien las palabras del poema, aunque muestra algún error.
Pronuncia las palabras del poema, con bastantes  errores.
Muestra errores permanentes en la pronunciación de las palabras del poema.

TONO DE VOZ

Habla fuerte y claro. Se escucha perfectamente la voz en toda la sala.
Habla normal pero su voz se escucha con alguna dificultad.

Habla muy bajo y cuesta bastante escuchar su voz.
Su voz no se escucha.
@rufinogsanchez 2015


Poemas para recitar (antología)


EL LIRÓN

En cuanto el frío comenzó,
en vez de encender una lumbre,
meterse en cama prefirió
por la fuerza de la costumbre.
"—¡Así no se puede vivir!
¡Pronto estaremos bajo cero!",
dijo el lirón y ¡hala! ¡a dormir!
¡a roncar el invierno entero!

Abría un ojo cada vez
que en su barriga había un hueco;
lo tapaba con una nuez
o cualquier otro fruto seco.
Pues si lo bueno del sopor
es que en su estado no se piensa,
se practica mucho mejor
si está provista la despensa.

¡Qué vida ésta
de la floresta!
Mira por dónde, al animal
dormir le fue fatal:
viniendo a mano
para un pantano
sufrió aquel bosque una brutal
reforma forestal.

Vino un bull-dozer o un tractor:
dio tal meneo al domicilio
que el pobre bicho, en su estupor,
no pudo ni pedir auxilio;
no pudo ni siquiera ver
la ruina de su madriguera:
dijo tan sólo: "—¡Hay que joder-
se! ¡Ya está aquí la primavera!”

Cayó la rama,
cayó la cama,
cayó el somier, cayó el colchón
aplastando al lirón;
y digo yo que
quedarse roque
durante toda una estación,
aunque haga frío, es una exageración.

Javier Krahe      
UN METRO CUADRADO

Un metro cuadrado
de tierra es bastante,
un metro cuadrado,
con tapia de piedra
todo él rodeado.

Que la gente sepa
que todo eso es mío
y nadie se atreva
a entrar sin permiso
y, dentro, un manzano
o tal vez una parra
para refugiarse en su sombra en verano
con una guitarra: no cabe un piano.

Un metro cuadrado
sembrado de hierba
y en él recostarme
un poco encogida,
rozando la piedra.

Un libro en las manos
con estampas viejas
y canto dorado:
Cuentos, de Calleja.
Se escucha el cuclillo
oculto en la parra;
un cri-cri que acompaña su canto sencillo
son hermano grillo y hermana cigarra.

Sobre mi cabeza
se ve el cielo mío,
todo el cielo propio...
y poder mirarlo
sin pedir permiso
con un telescopio
y bajo mis pies
un metro cuadrado
de mi propia tierra
hasta el fondo adentrado
para que me entierren
bajo la maleza
junto a mi guitarra
de pie, o de cabeza.

Gloria Van Aerssen     
LA MONA Y EL POLO

        Una mona en Chamberí,
que de seda no vestía,
encontróse el otro día
por la calle a un jabalí.
El jabalí un pirulí
chupaba; la mona viólo,
con atención observólo
y preguntó muy curiosa:
"—¿Qué es aquesta quisicosa?"
"—Pues esto, chica, es un polo."
        La mona quiso uno igual
y comprólo en un carrito,
pero chupaba el palito
y no el jugo tropical.
Extrañóse el animal
y dijo: "—Jabalí amigo,
oye bien lo que te digo:
o este polo ya está usado,
o en verdad que me ha tomado
el pelo la casa Frigo."
        No acuses de fraude o dolo
a quien tu placer abona,
y no hagas como la mona
chupando al revés el polo,
que quien hace tal acción
y chupa el palo es cretino,
pues la madera de pino
no sabe como el limón.

Jorge Llopis       



EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua;
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Blas de Otero    



LA COTORRA Y EL PLÁTANO

        Una cotorra verde y africana
un plátano encontró cierta mañana.
        Lo mira, lo remira, sabihonda,
y dice al fin: "—¡Qué cosa tan cachonda!
        Nunca vi nada igual: largo, lustroso,
fusiforme, pulido y misterioso...
        Mas su aspecto me llena de pavura,
pues no creo que pase la censura.
        Así es que, sin dudar, si es que dudaba,
lo tiro, y se acabó lo que se daba."
        Y de su acción haciendo grave dolo,
tomólo, enarbolólo y arrojólo.
        Mas sucedió que, envuelta en la liana,
le apostrofó de pronto la banana
        diciéndole: "—¡Oh estulta cacatúa,
que lo que usufructúa desvirtúa,
        muchas veces un torpe y rudo aspecto
encubre el no va más de lo selecto,
        y tú, por ignorar lo que te cito,
te has perdido el jugoso platanito!"
        Moraleja: Juzgad cual la cotorra
el libro por la tapa que lo forra,
        que en muchísimas obras literarias
hay dentro un platanito de Canarias.

Jorge Llopis       

PALABRAS PARA JULIA

        Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

        Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

        Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

        Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

        Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

        Un hombre solo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.

        Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otros hombres.

        Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

        Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

        Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

        Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

        La vida es bella tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.

        Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

        Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

        Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

José Agustín Goytisolo 



RETRATO

    Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
    Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
    Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
    Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
    Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
    ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada;
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
    Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
    Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he
                               [escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
    Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Antonio Machado

ROMANCE DEL DUERO

    Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

    Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

    Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.

    Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.

    Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

    Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,

    sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.

Gerardo Diego   




COMO TÚ...

    Así es mi vida,
piedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...

León Felipe

EL EMBORRACHADO

Saltan los saltimbanquis
sobre los oros y los orines,
saltan los timbaleros
sobre timbales de puercoespines,
saltan titiritando
los borrachines titiriteros.

La mesa que sube a tu altura
bebiendo y bebiendo madera
es tabla de tu sepultura
y es ángel de tu borrachera.
Gotearon del techo las brujas
que están chapoteando en tu vaso:
no bebas sus negras burbujas,
te irás al cajón paso a paso.
Alzaron los duendes el vuelo
y van a empezar su trabajo,
tú quieres pisarlos, y el suelo
no está, siempre está más abajo.
Ya giran en círculos rojos
las cuatro murallas malditas,
ya giran los muebles con ojos
y tú tambaleas y gritas.
Y el vino con ropa de fraile
también es la muerte que espera
meterte borracho en el baile
que bailan allá en la huesera:

Bailan los saltimbanquis
sobre los oros y los orines,
Bailan los timbaleros
sobre timbales de puercoespines,
Bailan titiritando
los borrachines titiriteros.

Óscar Hahn       




RIMA XV

    Cendal flotante de leve bruma,
rizada cinta de blanca espuma,
        rumor sonoro
        de arpa de oro,
beso del aura, onda de luz:
        eso eres tú.

    Tú, sombra aérea, que cuantas veces
voy a tocarte, te desvaneces,
como la llama, como el sonido,
como la niebla, como el gemido
        del lago azul.

    En mar sin playas, onda sonante,
en el vacío, cometa errante;
        largo lamento
        del ronco viento,
ansia perpetua de algo mejor,
        eso soy yo.

    ¡Yo, que a tus ojos, en mi agonía,
los ojos vuelvo de noche y día;
yo, que incansable corro y demente
tras una sombra, tras la hija ardiente
        de una visión!

Gustavo Adolfo Bécquer      




CANCIÓN DE BLANCAFLOR

El alma de Blancaflor
herida flota en el río
en el río del amor

Cantaron mágicamente
las estatuas Y las aves
sollozaron en la fuente

Callaron los cortesanos
Una bandada de halcones
miedosa huyó de sus manos

La que compartió su suerte
de amor con el ser amado
a solas va con su muerte

Luminosa de rocío
yace cubierta de rosas
en aguas muertas de frío

El alma de Blancaflor
herida flota en el río
en el río del amor

Óscar Hahn       



SE MIRAN

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se desfundan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.

Oliverio Girondo 



DIBUJABA VENTANAS

Dibujaba ventanas en todas partes.
En los muros demasiado altos,
en los muros demasiado bajos,
en las paredes obtusas, en los rincones,
en el aire y hasta en los techos.

Dibujaba ventanas como si dibujara pájaros.
En el piso, en las noches,
en las miradas palpablemente sordas,
en los alrededores de la muerte,
en las tumbas, los árboles.

Dibujaba ventanas hasta en las puertas.
Pero nunca dibujó una puerta.
No quería entrar ni salir.
Sabía que no se puede.
Solamente quería ver: ver.

Dibujaba ventanas.
En todas partes.

Roberto Juarroz 



HEIMERMENE

Me aplastan muchas cosas,
me oprimen muchos árboles,
me hieren muchas calles,
me apresan muchos rostros,
me queman muchas voces,
me hablan muchos tejados,
me ahogan muchos rezos,
me ciegan muchas flores,
me asedian muchas máscaras,
me ocultan muchos ojos,
me dañan muchas tardes,
me olvidan muchos sueños,
me duelen muchas músicas,
me roen muchas mentiras,
me invoca mucha sangre,
me ordenan muchas noches,
me arañan muchas dudas,
me cantan muchas penas,
me arrastran muchas sombras,
me matan muchos dioses.

Ricardo Molina   



LOS NOVIOS

Tendidos en la yerba
una muchacha y un muchacho.
Comen naranjas, cambian besos
como las olas cambian sus espumas.

Tendidos en la playa
una muchacha y un muchacho.
Comen limones, cambian besos
como las nubes cambian sus espumas.

Tendidos bajo tierra
una muchacha y un muchacho.
Nadie dice nada, no se besan,
cambian silencio por silencio.

Octavio Paz       

SE PIERDE COMO EL ECO

Amar es un revuelo
es halago en el aire:
se pierde como el eco
de un disparo en el valle.

Los amantes quisieran
dilatar su caricia:
pero amar es destello
en la noche infinita.

Después el gran silencio
sonoro de la sombra:
ni inútiles palabras
ni tiempo ni memoria.

Porque amor es el dios
que trueca los caminos
los que con él se encuentran
han de darse a lo efímero.

José Agustín Goytisolo 



HIPÉRBOLE DEL AMOROSO

Te amo tanto que duermo con los ojos abiertos
Te amo tanto que hablo con los árboles
Te amo tanto que como ruiseñores
Te amo tanto que lloro joyas de oro
Te amo tanto que mi alma tiene trenzas
Te amo tanto que me olvido del mar
Te amo tanto que las arañas me sonríen
Te amo tanto que soy una jirafa
Te amo tanto que a Dios telefoneo
Te amo tanto que acabo de nacer

Carlos Edmundo de Ory      



GARROTE VIL

        ¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo:
el garrote alzando están,
canta en el campo un cuclillo,
y las estrellas se van
al compás del estribillo
con que repica el martillo:
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!

        El patíbulo destaca
trágico, nocturno y gris;
la ronda de la petaca
sigue a la ronda de anís;
pica tabaco la faca,
y el patíbulo destaca
sobre el alba flor de lis.

        Áspera copla remota
que rasguea un guitarrón
se escucha. Grito de jota
del morapio peleón.
El cabileño patriota
canta la canción remota
de las glorias de Aragón.

        Apicarada pelambre
al pie del garrote vil
se solaza muerta de hambre.
Da vayas al aguacil,
y con un rumor de enjambre
acoge hostil la pelambre
a la hostil guardia civil.

        Un gitano vende churros
al socaire de un corral,
asoman flautistas burros
las orejas al bardal
y en el corro de baturros
el gitano de los churros
beatifica al criminal.

        El reo espera en capilla,
reza un clérigo en latín,
llora una vela amarilla
y el sentenciado da fin
a la amarilla tortilla
de yerbas. Fue a la capilla
la cena del cafetín.

        Canta en la plaza el martillo,
el verdugo gana el pan,
un paño enluta el banquillo.
Como el paño es catalán,
se está volviendo amarillo
al son que canta el martillo:
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!

Ramón María del Valle-Inclán      


LA PIEDRA EN LA MANO

La cojo, la sopeso, miro su piel brillante,
sus poros diminutos y las burbujas negras
que una vez fueron fuego, aliento de la tierra,
sangre de estrella tierna, de planeta inexperto.

La palma de mi mano se acostumbra a sus curvas,
a su peso ya tibio, sus arrugas y aristas.
Tiempo petrificado, materia sin historia,
la piedra me resiste, serena, indiferente,
con la fuerza implacable de los seres oscuros.

Y no sabe otra cosa, no dice otro mensaje.
Sabe ser piedra, y basta. Lo sabe para siempre.
Lo demás no le importa. Se burla de mi mano,
de mis ojos inquietos, o quizá me desprecia
y piensa que mis gestos son esfuerzos vacíos,
que el viento los traspasa, que la emoción los turba
mientras la piedra inmóvil se cierra, se concentra,
y llegando hasta el fondo se mantiene en sí misma,
sin temores ni anhelos, más dura que la angustia.

Y la tiro a lo lejos: su fuerza es un reproche.

Manuel Durán    


CUANDO CAREZCO DE LUZ

Cuando carezco de luz,
la luz me parece imposible.

Cuando quedo fuera del poema,
el poema me parece imposible.

Cuando dejo de mirarte,
tú me pareces imposible.

Cuando pierda la vida,
la vida me parecerá imposible.

Y si pudiera no pensar,
pensar me parecería imposible.

Desde afuera de una cosa,
esa cosa es imposible.

Y desde afuera de todo,
todo es imposible.

Pero hay una excepción:
desde adentro de mí,
yo también soy imposible.

Roberto Juarroz 


RIMA VII

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
        veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
        que sabe arrancarlas!

¡Ay! pensé: ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: "¡Levántate y anda!".

Gustavo Adolfo Bécquer      


WHITEHALL STREET

Yo le tenía miedo. No sabía
que un delgado cuchillo entra en la carne
sin despertar la piel. Como entra el frío.
Como una piedra agujerea el agua.

Pensaba que su grito subiría,
como una lagartija, por mi brazo,
haciendo que soltara mi cuchillo.
¿Qué debe uno decir en estos casos?

Pensaba que en sus ojos hallaría
la sonrisa cansada de la noche.
Aquella que yo solo causaba. Antes.
Pero no hubo mirada ni hubo grito.

Un delgado cuchillo entra en la carne
sin despertar la piel. Como entra el frío.
Y sabe hallar la vida allí escondida
con rápido sigilo. Sin esfuerzo.

No hubo mirada, no. Tampoco grito.
Fue muy fácil. Tan fácil que aún me asombro.
No llego a comprender por qué hay quien teme
matar, cuando resulta algo tan fácil.

José María Fonollosa   


LO FATAL

    Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
    Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
    lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Rubén Darío      

AUTOBIOGRAFÍA

Como el náufrago metódico que contase las olas que
                        [le bastan para morir
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
                        [errores,
hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le
                        [cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo
                        [de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

Luis Rosales      



SAZÓN

    Ya está todo en sazón. Me siento hecha,
me conozco mujer y clavo al suelo
profunda la raíz, y tiendo en vuelo
la rama cierta, en ti, de su cosecha.

    ¡Cómo crece la rama y qué derecha!
Todo es hoy en mi tronco un solo anhelo
de vivir y vivir: tender al cielo,
erguida en vertical, como la flecha

    que se lanza a la nube. Tan erguida
que tu voz se ha aprendido la destreza
de abrirla sonriente y florecida.

    Me remueve tu voz. Por ella siento
que la rama combada se endereza
y el fruto de mi voz se crece al viento.

María Victoria Atencia 



A UN OLMO SECO

    Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
    ¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
    No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
    Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
    Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
    Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Antonio Machado


POÉTICA

Tal como están las cosas
tal como va la herida
puede venir el fin
desde cualquier lugar
Pero caeré diciendo
que era buena la vida
y que valía la pena
vivir y reventar

Puedo morir de insomnio
de angustia o de terror
o de cirrosis o de
soledad o de pena
Pero hasta el mismo fin
me durará el fervor
me moriré diciendo
que la vida era buena

Puedo quedar sin casa
sin gente sin visita
descalzo y sin mendrugo
ni nada en mi alacena
Sospecho que mi vida
será así y ya está escrita
Pero caeré diciendo
que la vida era buena

Puede matarme el asco
la vergüenza o el tedio
o la venal tortura
o una bomba homicida
Ni este mundo ni yo
tenemos ya remedio
Pero caeré diciendo
que era buena la vida

Tal como están las cosas
mi corazón se llena
de puertas que se cierran
con cansancio o temor
Pero caeré diciendo
que la vida era buena:
La quiero para siempre
con muchísimo amor

Félix Grande      


SE QUERÍAN

    Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche mitad luz.

    Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

    Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

    Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

    Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

    Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

    Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

    Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

Vicente Aleixandre     


EL PROFESOR

Se ha visto al docto profesor que no entiende
hablar largamente de lo que no entiende.
Y se le ha visto sonreir con la elegancia de la
        [marioneta
mientras movía cadenciosamente sus brazos.
El bello discurso, la paloma ligeramente
        [pronunciada,
el acento picudo dejado caer concienzudamente un
        [poquito más allá de la vocal,
el dibujo de la martingala, el fresco vapor
        [desprendido de cada uno de sus ademanes,
todo, todo conjugaba decididamente con su sonrisa.
Porque el docto profesor que no entiende
sonríe cordialmente por las mañanas,
golpea a la tarde con gozo sobre los omóplatos,
y por la noche, vestido con sus más delicadas
        [jerarquías,
sabe decir con finura: "Oh, no, todos somos iguales".

Igual la paloma que el cántaro, el necio que el
        [sabihondo,
el simpático que el asesinado,
el sabio que el agasajado con todo dolor,
el yo y el tú,
y sobre todo igual, igual el refrescado profesor de
        [ignorancia
que el pedantículo inconfundible que esculpe o escu-
        [pe concienzudamente todos sus sinsaberes.

Oh, miradle en lo sumo.
Él flota y sonríe.
Él adiestra y sondea.
Él opone su duro caparazón lo mismo para las ideas
        [que para los sentimientos.
Pero, oh, él es el duro, el durísimo, el riguroso, el
        [conocedor y el erguido.

Y cuando su dedo índice os amenaza,
cuando lo esgrime como el polo remoto de su
        [majestad el trueno,
se abate la sociedad, se lamentan los hombres,
el mar se embravece,
recorre un crujido los cimientos de los edificios,
la literatura abre sus grandes alas de paloma derruida
y el profesor se adelanta.

Todo está a punto: el cataclismo entre sus dedos se
        [exhibe.
El profesor lo señala:
"He aquí el viaje de lo que va a suceder.
Aquí está la desembocadura.
He aquí sus meandros, los arroyuelos; aquí afluentes
        [y cauces.
Aquí la patata sembrada, el olivo, la cebolla o la
        [rosa."
Y su dedo lo va estimulando.
"Todo está ya compuesto. He aquí el ramo de mi
        [cataclismo.
He aquí el ramo perfecto.
Yo os lo ofrezco, señores, como la perfecta
        [manifestación de mí mismo.
He aquí el ramo dichoso en mi mano para vuestra
        [ilustración y disfrute."

Y su mano alarga un sobre vacío.

Y todos desfilan. "Oh, el profesor, el profesor.
Cómo se le nota sobre todo su rubia guedeja,
sus coruscantes, sus vertiginosos ojos azules,
y cómo le brilla antes que nada su deslumbradora
        [sonrisa
entre unos labios de humo."

Vicente Aleixandre     



40 ORSETT TERRACE

Me levanto, bostezo, vivo, almuerzo,
me lavo, silbo, invento, disimulo,
salgo a la calle, fumo, estoy contento,
busco piso, hago gárgaras, calculo.

Me emborracho, trasnocho, llego tarde,
duermo de lado, hablo conmigo, lloro,
leo un libro, envejezco, voy al baile,
sudo tinta, suspiro, me enamoro.

Llueve, me abrazan, no doy pie con bola,
anochece, me compro una camisa,
este verso no pega ni con cola,
doy consejos, me rasco, tengo prisa.

Escupo, voy al cine, me cabreo,
escribo, me suicido, resucito,
afirmo, niego, grito, dudo, creo,
amo, odio, acaricio, necesito.

Te recuerdo, te busco, te maldigo,
digo tu nombre a voces, no te veo,
te amo, ya no sé lo que me digo,
te deseo, te deseo, te deseo.

Joaquín Sabina  

MALOS RECUERDOS

Llevo colgados de mi corazón
los ojos de una perra, y más abajo,
una carta de madre campesina.

Cuando yo tenía doce años,
algunos días, al anochecer,
llevábamos al sótano a una perra
sucia y pequeña.

Con un cable le dábamos y luego
con las astillas y los hierros. (Era
así. Era así.
             Ella gemía,
se arrastraba pidiendo, se orinaba,
y nosotros la colgábamos para pegar mejor).

Aquella perra iba con nosotros
a las praderas y los cuestos. Era
veloz y nos amaba.

Cuando yo tenía quince años,
un día, no sé cómo, llegó a mí
un sobre con la carta del soldado.

Le escribía su madre. No recuerdo:
"¿Cuándo vienes? Tu hermana no me habla.
No te puedo mandar ningun dinero..."

Y, en el sobre, doblados, cinco sellos
y papel de fumar para su hijo.
"Tu madre que te quiere."
                        No recuerdo
el nombre de la madre del soldado.

Aquella carta no llegó a su destino:
yo robé al soldado su papel de fumar
y rompí las palabras que decían
el nombre de su madre.

Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
no podría volver y despegar
el cable de aquel vientre ni enviar
la carta del soldado.

Antonio Gamoneda     


AGRADECIMIENTOS

por la Gracia impagable que supone estar vivo
entre dulces paredes que ojalá no taladre
jamás ácida envidia, porque viví y aún vivo
de su seno, modelo del hogar donde vivo
bendita sea mi madre.

por todos estos años protegido, al cobijo
de todo hijo de perra que me muerda o me ladre,
porque intentó engordarme, aunque seguí canijo,
por esta Gloria en vida cosechada en su hijo
Gloria para mi padre.

por aquel paraíso de cow-boys y casitas,
por aquellos castillos de todos los veranos
en la playa, por todos los gozos y las cuitas
compartidos de siempre, benditos y benditas
mis hermanas y hermanos.

por los tiempos dichosos que, después del espanto
de estar solo, brotaron como brotan los trigos,
por mi risa y mi guasa fomentada hasta el llanto,
por las curdas tan gordas que me aguantaron tanto
benditos mis amigos.

y porque del abismo de soledad oscura,
donde vagué perdido, allá en la noche negra
nació este Sol hermoso, que me elevó a su Altura,
por la Gracia impagable de parir la Hermosura
bendita sea mi suegra.

y puesto que no hallé criatura más hermosa
que tú, por los senderos de mi vida perdida,
por este místico éxtasis de amor con una Diosa,
porque hasta ahora has sido lo mejor de mi vida
bendita seas, Esposa.

y si algún poetilla de esos que están de moda
no gusta de mis versos por tradicionalismo
de sus temas o formas o algo así, que se joda:
Gloria para mí mismo, Gloria para mí mismo,
Gloria para mí mismo.

Francisco Fortuny       


ALBADA

Despiértate. La cama está más fría
y las sábanas sucias en el suelo.
Por los montantes de la galería
        llega el amanecer,
con su color de abrigo de entretiempo
        y liga de mujer.

Despiértate pensando vagamente
que el portero de noche os ha llamado.
Y escucha en el silencio: sucediéndose
hacia lo lejos, se oyen enronquecer
los tranvías que llevan al trabajo.
        Es el amanecer.

Irán amontonándose las flores
cortadas, en los puestos de las Ramblas,
y silbarán los pájaros —cabrones—
desde los plátanos, mientras que ven volver
la negra humanidad que va a la cama
        después de amanecer.

Acuérdate del cuarto en que has dormido.
Entierra la cabeza en las almohadas,
sintiendo aún la irritación y el frío
        que da el amanecer
junto al cuerpo que tanto nos gustaba
        en la noche de ayer,

y piensa en que debieses levantarte.
Piensa en la casa todavía oscura
donde entrarás para cambiar de traje,
y en la oficina, con sueño que vencer,
y en muchas otras cosas que se anuncian
        desde el amanecer.

Aunque a tu lado escuches el susurro
de otra respiración. Aunque tú busques
el poco de calor entre sus muslos
medio dormido, que empieza a estremecer.
Aunque el amor no deje de ser dulce
        hecho al amanecer.

—Junto al cuerpo que anoche me gustaba
tanto desnudo, déjame que encienda
la luz para besarse cara a cara,
        en el amanecer.
Porque conozco el día que me espera,
        y no por el placer.

Jaime Gil de Biedma   

ME BASTA ASÍ

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—;
                               entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando —luego— callas...
(Escucho tu silencio.
                      Oigo
constelaciones: existes.
                         Creo en ti.
                               Eres.
                                        Me basta.)

Ángel González  

DE AMORE

No es el momento tonto de una noche casual
ni un porque sí que llega en los vasos, el humo,
la música, las cosas...
                       y no ha pasado nada.

No es una fanta ni es el cigarrillo
en que quemas un poco de tiempo que te sobra
ni un rato de windsurfing soleado
ni el hola que se pasa
en la sala de espera.
                      Cuando un hombre
y una mujer se aman, es decir cuando un hombre
y una mujer se aman con piernas, bocas, ropas,
gritos calientes y tinieblas últimas,
cambian el Universo. Desatan un futuro.
De allí puede salir
la Llama de Amor Viva, o las noches de Auschwitz,
o unas huellas audaces en la desolación
helada de la Luna, o la Madre Teresa,
o la bomba total,
o la Tocatta y fuga en re menor.

Por eso cuando un hombre y una mujer se aman
tiembla el mundo con ellos, desde Vega, en la Lira,
al limo donde sueñan, entre polvo lentísimo,
los cables submarinos.

Miguel d´Ors     



HURÓN

Al hurón que se ensaña con el triste lebrato
por el hocico abajo la sangre le chorrea.

Tú lo has visto y tu grito taladraba la tarde
como un trépano abrupto su pared de cristal.

Azorado, endereza la cerviz y avizora,
a través de la zarza salpicada de luz,

el espanto dulcísimo de tus ojos, el mismo
con que siempre me miras cuando te hablo de amor.

Y de un salto abandona el despojo y se pierde,
lanzadera dorada en la urdimbre del bosque.

Jon Juaristi

LOS AMANTES

Como estatuas de lluvia con los nervios azules
Secretos en sus leyes de llaves que abren túneles
Sucios de fuego y de cansancio reyes
Han guardado sus gritos ya no más

Cada uno en el otro engacelados
De noches tiernas en atroz gimnasio
Viven actos de baile horizontal
No caminan de noche ya no más

Se rigen de deseo y no se hablan
Y no se escriben cartas nada dicen
Juntos se alejan y huyen juntos juntos
Ojos y pies dos cuerpos negros llagan
Fosforescentes olas animales
Se ponen a dormir y ya no más

Carlos Edmundo de Ory      



JAVIER MORRÁS PINTANDO VERSOS

Si fregáis mariposas no uséis el estropajo
si amortajáis un lirio no lo vistáis de obispo
si expresáis vuestra vida no camufléis los sueños
no maquilléis con humo si disecáis olvidos

si segáis un barbecho no pellizquéis las lilas
si amamantáis luciérnagas no os ceguéis con grillos
si preñáis a una liebre no cacéis en rastrojos
si queréis ser poetas ahogaos en mil ríos

si vivís en los árboles no paguéis al casero
si el juez se pone tonto regaladle una radio
si morís en la guerra no esperéis al forense
no alborotéis la nieve por apresar un pájaro

si aposentáis el odio no habléis de rosas públicas
ni uséis cuchillos crudos si coleccionáis niños
si habéis sembrado ojos no reguéis con vinagre
si empeñáis la memoria no hipotequéis suspiros

si escupís contra el cielo no escatiméis saliva
pero si decís mierda decidlo a dos carrillos.

Ramón Irigoyen 

NUEVA YORK

        Una ciudad con dos ríos.
Chinos, negros y judíos
con idénticos anhelos.
Y millones de habitantes,
pequeños como guisantes,
vistos desde un rascacielos.
En el invierno, un cruel frío
que hace llorar. En estío,
un calor abrasador
que mata al gobernador
—que es siempre un señor con lentes—
y a los doce o trece agentes
que llevaba alrededor.
Soledad entre las gentes.
Comerciantes y clientes.
Un templo junto a un teatro.
Veintitrés o veinticuatro
religiones diferentes.
Agitación. Disparate.
Un anuncio en cada esquina.
Jazz-bands. Jugo de tomate.
Chicle. Whisky. Gasolina.
Circuncisión. Periodismo:
diez ediciones diarias,
que anuncian noticias varias
y todas dicen lo mismo.
Parques con una caterva
de amantes sobre la hierba
entre mil ardillas vivas.
Masas con fama de activas,
pero indolentes y apáticas.
Estrellas, actrices, divas
y máquinas automáticas.
        Oficinas sin tinteros:
con teletipos, ficheros,
con nueve timbres por mesa
y con patronos groseros
de cara de aves de presa.
Espectáculos por horas.
Sandwichs de pollo y pepino.
Ruido de remachadoras.
Magos y adivinadoras
de la suerte y del destino.
Hombres de un solo perfil,
con la nariz infantil
y los corazones viejos;
el cielo pilla tan lejos
que nadie mira a lo alto.
Radio. Brigadas de Asalto.
Sed. Coca-cola. Sudor.
Limpiabotas de color.
Cemento. Acero. Basalto.
Garajes con ascensor.
Prisa. Bolsa. Sobresalto.
Y dólares. Y dolor:
un infinito dolor
corriendo por el asfalto
entre un Chevrolet y un Ford.
        Nueva york

Enrique Jardiel Poncela       



CURRICULUM VITAE

Asomé la cabeza
¡Mira, ven, ha nacido!
Y todos me miraron.
Se llamará Pequeño,
gritó una voz aguda.
Y todos me envolvieron.
¡Pero cómo has crecido!
proclamó una señora
con mirada piadosa,
¿ya pantalones largos?
(Un hombre se acercó
con un gorro en la mano
y me pidió limosna
porque soy abogado)
¡Qué bonita pareja!
Y todos aplaudían.
Tres hijos son tres hijos,
dije con voz cansada.
¡El pan de mis diez hijos!
dije con voz cascada.
Papá ¿cuándo te mueres?
me preguntó de pronto
mi niña más pequeña.
Es un cargo importante,
susurró el buen amigo.
Incliné la cabeza
¡Mirad, mirad, ha muerto!
Y todos me miraron
con pena y aplaudieron.
Me bajaron al suelo
y me envolvió la tierra.

Lorenzo Gomis   



SE PROHÍBE HACER AGUAS

        Verás entre meadas y meadas,
más meadas de todas las larguras:
unas de perros, otras son de curas
y otras quizá de monjas disfrazadas.
        Las verás lentas o precipitadas,
tristes o alegres, dulces, blandas, duras,
meadas de las noches más oscuras
o las más luminosas madrugadas.
        Piedras felices, que quien no las mea,
si es que no tiene retención de orina,
si es que no ha muerto es que ya está expirando.
        Mean las fuentes... Por la luz humea
una ardiente meada cristalina...
Y alzo la pata... Pues me estoy meando.

Rafael Alberti    

MASA

Al fin de la batalla
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras; te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "¡Tanto amor y no poder nada contra la
                [muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos
con un ruego común: "¡Quédate, hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

César Vallejo     



VOLVER A LOS DIECISIETE

Volver a los diecisiete
después de vivir un siglo
es como descifrar signos
sin ser sabio competente,
volver a ser de repente
tan frágil como un segundo,
volver a sentir profundo
como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento yo
en este instante fecundo.

Mi paso retrocedido
cuando el de ustedes avanza,
el arca de las alianzas
ha penetrado en mi nido,
con todo su colorido
se ha paseado por mis venas
y hasta la dura cadena
con que nos ata el destino
es como un diamante fino
que alumbra mi alma serena.

Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder
ni el más ancho pensamiento,
todo lo cambia el momento
cual mago condescendiente,
nos aleja dulcemente
de rencores y violencias,
sólo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes.

El amor es torbellino
de pureza original,
hasta el feroz animal
susurra su dulce trino,
detiene a los peregrinos,
libera a los prisioneros,
el amor con sus esmeros
al viejo lo vuelve niño
y al malo solo el cariño
lo vuelve puro y sincero.

De par en par la ventana
se abrió como por encanto,
entró el amor con su manto
como una tibia mañana,
al son de su bella diana
hizo brotar el jazmín,
volando cual serafín
al cielo le puso aretes...
mis años en diecisiete
los convirtió el querubín.

(Estribillo)
Se va enredando, enredando,
como en el muro la hiedra,
y va brotando, brotando,
como el musguito en la piedra.

Violeta Parra     



TEORÍA FINITA

La poesía sale de la boca
El pensamiento sale de la cabeza
El humo sale del huevo
Y el huevo sale de la ostra

La página sale del libro
El libro sale de la tienda
El obrero sale de la fábrica
Y la fábrica sale de los árboles

Yo salgo de un país azul
Y de un órgano de caballo
Mi madre salió de un pétalo
Y de una lechuza viva

El idioma sale de los brazos
Y de los muebles del paraíso
El barco sale de los mares
Y el mar de una vieja canción

Tú sales de la célula madre
Y de la muerte gran enferma
La muerte sale de la noche
Y de la malaria diaria

La luz sale y entra y sale
Tras de las alas de las casas
Y ella podrá salir del mundo
Llevando muerta la cabeza

Carlos Edmundo de Ory      

PUES VAYA CON LA DIVINA PROVIDENCIA

Inmensas son las obras
surgidas de la mano del Señor.
Átomos y galaxias.

Pensad en el Sistema
Solar -un pormenor
apenas en el cuadro-, y en la mota
de polvo a la que damos
este orgulloso nombre:
Planeta Tierra. En él
buscad Europa, España, Andalucía,
Granada, y esta calle y esta casa.

Imaginad ahora
una piedra salida
de la Mano Divina
cruzando siglos-luz por los que rotan
con música callada las esferas,
una piedra en el vasto
silencio de los mundos.

Pues yo apuesto un millón
a que adivino en qué cabeza cae.

Miguel d´Ors     



EL DESAYUNO

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
"Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno."

Luis Alberto de Cuenca

EL ABURRIMIENTO

Me aburro.
Me aburro.
Me aburro.
¡Cómo y cómo me aburro!
Más que nunca me aburro.
Estoy muy aburrido.
¡Qué aburrido que estoy!
Quiero decir de todas las maneras
lo aburrido que estoy.
Todos ven en mi cara mi gran aburrimiento.
Innegable, señor.
Es indisimulable.
¿Está usted aburrido?
Me parece que está usted muy aburrido.
Dígame, ¿a dónde va tan aburrido?
¿Que usted va a las iglesias con ese aburrimiento?
No es posible, señor, que vaya a las iglesias
con ese aburrimiento.
¿Que a los museos -dice- siendo tan aburrido?
¿Quién no siente en mi andar
lo aburrido que estoy?
¡Qué aire de aburrimiento!
A la legua se ve su gran aburrimiento.
Mi gran aburrimiento.
Lo aburrido que estoy.
Y sin embargo... ¡Oooooooh!
He pisado una caca...
Acabo de pisar -¡santo Dios!- una caca...
Dicen que trae suerte el pisar una caca...
Que trae mucha suerte el pisar una caca...
¿Suerte, señores, suerte?
¿La suerte... la... la suerte?
Estoy pegado al suelo.
No puedo caminar.
Ahora sí que ya nunca volveré a caminar.
Me aburro, ay, me aburro.
Más que nunca me aburro.
Muero de aburrimiento.
No hablo más... 
                Me morí.

Rafael Alberti    




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